El destete

No os he hablado nunca de cómo fue el destete con Niño, y ahora me viene a la mente porque lo estoy reviviendo con el biberón, no es lo mismo, lo sé, es contradictorio, lo sé, pero el proceso está siendo el mismo en nuestro caso….

A Niño siempre le gustó mucho la «tetita», le servía no sólo de alimento, sino para calmarle, para dormir, de «chupete», cuando se hacía daño, en fin, para todo ahí estaba su tetita. Pero con la llegada de Niña y la lactancia en tándem (aquí os cuento mi experiencia), dar el pecho se convirtió en una esclavitud. Ya no era sólo para sus necesidades, sino que llegó un punto en el que no me podía sentar porque ya venía a levantarme el jersey. Las noches se hicieron insoportables porque tenía que quedarme en su cama, ya que estaba pegado literalmente al pecho y si intentaba irme cuando se dormía, se despertaba y se volvía a enganchar. Sé que la lactancia es fantástica para ellos pero mi salud mental también, así que decidí que había llegado el momento temido: el destete.

Con Niña fue muy sencillo, ella ya llevaba desde casi el principio con lactancia mixta por mi disponibilidad, y sobre los cuatro meses decidí dejarla sólo con biberón. Un poco por mi parte, para ver si así Niño se olvidaba también un poco del tema, y un poco propiciada por ella misma, ya que como es bastante glotona, con el bibi se saciaba más rápido y mejor y ya rechazaba un poco el pecho.

Así que me puse manos a la obra con Niño. Me pidió tetita y le dije que no, que el pecho ya teníamos que dejarlo y que volviese al biberón. Su reacción fue horrible, lloraba de desesperación, así que no lo pude soportar y le ofrecí de nuevo el pecho. Pasaron unos días y la situación seguía siendo insostenible. Negarle el pecho no era la solución porque no lo aceptaba. Tenía que conseguir que lo dejase por decisión propia, que él se convenciese de que aquello ya no le gustaba… y como es muy escrupuloso con los sabores, opté por una solución radical: el vinagre. Sé que os sonará fatal y de poco corazón, pero situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.

Llegó el momento, quería tetita, me fui a la cocina, me unté el pecho con vinagre y le avisé de que su tetita ya no sabía bien. Se la ofrecí y tal como se la puso en la boca la soltó, lloriqueó un poco y me pidió el biberón. Le abracé, le dije que ya se había hecho mayor y que mamá necesitaba descansar, que el pecho ya no era para él y que ahora debía beber la leche en biberón si así lo quería. No hubo más intentos en un par de días. Decidió probar otra vez, y repetí la operación, volvió a ver que ya no le gustaba y hasta hoy. Ha pasado un año y medio en el que no me ha pedido más teta, sí que cuando me ve desnuda muchas veces se pone el pezón en la boca y le dejo, él chupa una vez, se suelta y se ríe, feliz.

Desde entonces volvió al biberón y todo bien… hasta ayer. Niño tiene la costumbre de beber muchísima leche, pero yo creo que lo que le gusta y le relaja es el hecho de chupar, por tanto, si no es en biberón no le interesa tanto. Por la mañana al levantarse, por la tarde al llegar del cole, antes de dormir y si se despierta durante la noche, son momentos en los que siempre hay un biberón o dos, os podéis hacer a la idea.

A Niño le está costando un poco todo el tema del lenguaje, el vocabulario y sobre todo la pronunciación, con lo que me dijeron que el biberón tenía que eliminarse porque no le ayudaba a ejercitar la musculatura de la boca y por tanto, le costaba más pronunciar. Lo fui dejando estar porque me sabía muy mal quitárselo, pero ayer decidí que ya había llegado el momento y que no podíamos postergarlo más. Y me vi de sopetón con un nuevo destete….

Lo recogí del cole y le expliqué que ya no podíamos usar más biberón porque él ya es un niño mayor y tiene que beber en vaso o con pajita. Me dijo que sí, que vale pero llegó el momento de sofá y claro me pidió el biberón. Le dije que no, que habíamos quedado en que ya no lo iba a usar más, y volvió el llanto y la desesperación. Fue como un deja vú, pero le tuve que decir que el biberón ya no le iba a gustar porque se había hecho mayor y le iba a saber mal. Así que me fui a la cocina y unté la tetina con vinagre… se lo di, se lo metió en la boca, puso cara de asco y me lo devolvió porque estaba malo. Accedió al vaso con pajita y bebió un poco de leche. Ya no insistió. Pero al irse a dormir y ver a su hermana con el bibe pues claro, él también quería. Al momento cayó en la cuenta y me dijo, está malo y me pidió el vaso con pajita y así lo hicimos.

Pero esta mañana empezamos de nuevo, ahora ya no me pedía su biberón, sino el de su hermana, debió pensar que ese estaba bien, le he explicado que a Niña le sabe bien porque es pequeña pero que a él le sabría malo porque es mayor y he repetido la operación untar de vinagre la tetina de su hermana y ofrecérselo. La reacción ha sido la misma, claro está, devolvérmelo y pedirme el vaso con pajita. Pero no bebe demasiado así, y me ha pedido algo para comer. Normalmente no desayuna nada en casa, porque se bebe dos biberones y claro ya se llena, pero de esta manera ha comido algo. Así que además de ayudarle con el habla, espero que también le ayude a comer mejor.

Hasta aquí mi experiencia con este tema… Hasta que no pase el fin de semana no cantaré victoria, pero pienso que hemos avanzado un poquito. Sé que quizás el método es muy drástico, pero razonando no lo acepta y de esta manera, como ve que no le gusta, pues se conforma y se adapta a un nuevo estilo. Evidentemente yo sufro por quitarle algo que tanto le gusta, pero igual que con el pecho se adaptó rápido, espero que esta vez también sea fuerte y pronto lo consigamos.

Cómo habéis afrontado el destete? Os ha pasado algo similar con el biberón?